La NC expone una duda científica: "¿cuál es la certeza científica de la datación de los hechos antiguos?"; y muestra múltiples motivos para dudar de su validez. Esta aseveración topa con las evidencias que, científicamente, muestran tanto el radiocarbono como la numismática, así como la investigación arqueológica, que dispone de múltiples instrumentos de datación ampliamente aceptados. Pero no todo es tan evidente como se plantea. El método por radiocarbono es susceptible de múltiples factores que pueden alterar los resultados, siendo ineficaz en dataciones de los últimos dos mil años. El margen de error, científicamente comprobable, puede llegar a ser de 1.200 años. ¿Y por qué se cree, pues, en este método? pues porque estas variables se eliminan a través del ajuste que permite incorporar todo lo que está aceptado. Por ejemplo, el nivel de radiactividad. Éste varía a lo largo del tiempo y altera los resultados hasta límites desorbitados, pero a través de una tabla correctora basada en muestras fuera de duda cronológicamente elimina su carácter desestabilizador. De hecho, es tal su efecto que todo lo orgánico que aparece tras las pruebas nucleares (1945) no se puede datar por este método. Una muestra de treinta años puede dar como resultado tener cinco o seis mil años de antigüedad. ¿Y eso qué significa? pues que si las muestras reguladoras varían su datación también lo hace el resultado dado por radiocarbono. En otro caso, respecto la numismática, indicar que en gran medida se trata de un trabajo arqueológico basado en la cronología oficial, y que las monedas se fechan siguiendo esta crónica. Asimismo, la arqueología es muy reciente si se considera en términos históricos, es muy reciente y no es un campo independiente, de hecho se encuentra robustamente dirigido por los aparatos estatales, que proclaman y defienden la investigación histórica, pero no la duda cronológica . Y, por supuesto, se encuentra un factor complementario: su manipulación. La manipulación está documentada y puede ser de dos tipos principales: la invención o la destrucción de pruebas. Se pueden crear pruebas falsas de la misma forma que se pueden destruir pruebas reales. Por ejemplo: se pueden crear monedas artificialmente, como evidencia la existencia de casos con apenas uno o pocos ejemplares. Y no se trata de una afirmación especulativa, los casos de falsificación que aparecen junto a la fiebre arqueológica del siglo XIX y primera mitad del siglo XX son reales y están ampliamente documentados. En cambio, a modo de destrucción se encuentra el trato recibido a los objetos "modernos" encontrados en las tumbas funerarias de Egipto. La historia oficial nos dice que son el resultado de saqueos anteriores, pero bien podrían ser reales. ¿Por qué se hace esta afirmación? pues porque, tal y como la NC ha documentado ampliamente, hay evidencias astronómicas que muestran que estos templos se han realizado entre los siglos X y XIX dC. La astronomía habla a través de los zodiacos egipcios que decoran estos templos, y muestran un instante histórico determinado a través de las relaciones de posición entre las constelaciones y los planetas. Ninguno de ellos es anterior al siglo X dC. (más adelante se habla de ello con más detalle). Por lo tanto, una idea clara resulta de esta aproximación: la cronología oficial tiene la capacidad y la fuerza de imponer su relato, y la praxis arqueológica, en nombre de la ciencia, la defiende a ultranza superando, incluso, las dudas de su manipulación. Pero los argumentos que permiten ponerla en cuestión son más y más evidentes, tal y como se muestra a continuación.
Los métodos principales de datación cronológica se estructuran, básicamente, en cuatro bloques principales. La fuente de información es una síntesis del trabajo realizado por el equipo de la NC, que se puede consultar en los siguientes libros:
- Fomenko AT y Shiryaev, A. (2003). History: fiction donde science? Vol. 1. Oregon (USA): Delamere Publishing.
- Fomenko, AT y Shiryaev, A. (2011). Numbers against lies. Moscow: Publishing house Astrel AST.
El primer bloque que articula la base metodológica de la crítica de la NC es el trabajo de datación astronómica. Este bloque es fundamental, y concluyente. De hecho es el origen de esta investigación. Todo parte de la duda razonable, demostrable científicamente, de la datación de los eclipses antiguos, y esta duda centra la atención del mundo científico en 1972. ¿Qué pasó en 1972? Pues que la Royal Society of London encargó al astrofísico e historiador Robert Newton (de la NASA), comprobar el rigor de los cientos de eclipses solares y lunares de la antigüedad. El resultado de este científico fue que no eran correctos, que no había patrón lógico pero que había un salto de unos mil años alrededor del siglo X, y que se deducía que habían sido una invención. Este resultado es espectacular, pero no creó un debate real, de hecho tuvo muy poco eco. Asimismo, despertó la curiosidad del joven A.T.Fomenko. Sabía que un compatriota suyo, décadas atrás había calculado lo mismo. Era el matemático Nicolay Alexandrovich Morozov (1854 a 1946). Fomenko reencontró su trabajo, incorporó la hipótesis de la manipulación cronológica e hizo confluir los algoritmos de ambos (Newton y Morozov), encontrando el patrón de una manipulación cronológica a escala global. A partir de este instante, inicia un particular periplo y reto científico: avanzar en la comprensión de esta manipulación, encontrar la lógica y explorar su veracidad. La duda astronómica es, pues, el origen y el pilar de esta reconstrucción científica. Por otro lado una segunda fuente astronómica es de gran valor, que permite consolidar este trabajo y dotarlo de rigor metodológico. Contradiciendo a la Historia Oficial, existe una importante base de zodiacos, en especial en el Antiguo Egipto pero también en Europa (como el Vaticano), que se basa en una iconografía figurativa equivalente. Este factor ya es, por sí solo, una evidencia. Es realmente curioso que en el Vaticano se utilice el mismo modelo que en el Antiguo Egipto, y haga referencias a los clásicos grecorromanos. Salvo, claro, que tengan un origen común y mucho más cercano. La NC concluye que éste se crea a lo largo de los siglos X y XIII dC. y es anterior a la representación iconográfica del cristianismo, pero tiene el mismo origen. Todo proviene de Egipto (Jesús, el Cristo, aparecería en el siglo XII, pero no es hasta alrededor de 1380 que se convierte en la religión oficial del Imperio). De forma resumida, indicar que la NC incorpora a su metodología la datación rigurosa de estos zodiacos, haciendo uso de la tecnología computacional, pero también otros factores. Por un lado, desarrolla una argumentada reconstrucción del proceso histórico que conduce al Almagesto que aparece en el siglo XVI dC,, y por el otro un trabajo de análisis crítico y documental del conjunto de dataciones de los eclipses de la Antigüedad, que nos han llegado documentados en las crónicas. Los zodiacos más antiguos se datan en el siglo X dC, el Almagesto atribuido a Ptolomeo (s.II dC) sería en realidad un Almagesto manipulado en el siglo XVI y XVII (no se habría podido crear antes) y los eclipses solares y lunares deberían sido, realmente, una invención basada en la predicción (errónea) de los eclipses que sólo es posible predecir a partir del siglo XVI. Estas afirmaciones no son especulativas, son conclusiones, evidencias científicamente argumentadas y expuestas. No se habría podido crear el Almagesto antes del siglo XVI porque no había instrumentos para medir el detalle del paso del tiempo (que requiere del reloj), y no se habría podido crear antes de la datación de los zodiacos. Complementariamente, la datación de los eclipses que la Historia Oficial sitúa muchos siglos atrás muestra el patrón de sus errores, ya que su cálculo en los siglos XVI y XVII no tiene la precisión que se tiene en el siglo XXI. La reconstrucción de este ajuste muestra que, realmente, sólo se documentaron eclipses a partir del siglo XIII dC. De hecho, muestra cómo se predijeron eclipses recientes y después se situaron al pasado, donde el margen de error es mayor aún. Es decir, se utilizó esta técnica y la base documental que ofreció el Almagesto para crear un pasado "pretendidamente infalible", que no contempló su margen de error. La estrategia sería clara: ¿quién puede cuestionar una crónica que habla de un eclipse que tuvo lugar si se puede comprobar que realmente pasó? Cuando se comprende que en el siglo XVI y XVII poquísima gente tiene acceso a esta información, y que se trasladó a Europa en el siglo XV, de la mano de Jordi de Trebisonda (huyendo del avance otomano), se comprende también la capacidad manipuladora que ofrece si lo que se pretende es crear un pasado artificial. ¿Por qué? pues para justificar una artificial autoridad de Europa y del Cristianismo que promueve, en una etapa donde el propósito principal es colonizar y cristianizar el mundo entero. Este proyecto es clave para comprender el sentido de esta manipulación, y de hecho tiene que ver con los siguientes bloques de métodos de datación.
El segundo bloque metodológico es el trabajo que A.T.Fomenko realiza a lo largo de la década de 1970 e inicios de la de 1980. Su intención inicial es trasladar al estamento de los historiadores el hallazgo de la manipulación de los eclipses solares y lunares (que identifica el año 1973), pero este no reacciona. La lejanía técnica entre la Matemática y la Historia es una barrera que los separa irreversiblemente. Por este motivo, Fomenko toma la iniciativa y se propone comprender la Historia, hasta que dibuja un Mapa Cronológico Global, donde se refleja su dilatación y sus diferentes duplicidades. Gracias a este trabajo comienza a descifrar la magnitud de una extraordinaria y sorprendente manipulación global, que a la vez le permite establecer un contexto universal donde la Biblia, la Historia Antigua y la Edad Media hablan del mismo. Deduce una historia principal, que abre la puerta a nuevas investigaciones y conclusiones. De hecho, sin una reconstrucción coherente que incorpore todos los resultados que ofrece este proceso metodológico difícilmente se puede argumentar una base crítica y razonablemente argumentada. Pero el hecho es que la lógica está, aparece inexorablemente y es evidente. ¿Y hasta cuando tiene lugar esta fusión? Pues la NC muestra que alrededor de la mitad del siglo XVII dC. tiene lugar una crisis o gran colapso en un Imperio Global que provoca el traslado de los poderes en Europa Occidental, la independencia de nuevos imperios y estados-nación que entran en competencia. Se crean nuevos poderes, se crean nuevos orígenes y se promueve una reconstrucción integral de la Historia que, de hecho, comienza en el siglo XVI. Se trataría, pues, de una manipulación habitual hasta entonces. Estos hechos, que la Historia Oficial sitúa en el siglo XV, según la NC se evidencian en el siglo XVII. Sería entonces cuando, de acuerdo con la reconstrucción que hace la NC, comienza la reconstrucción del pasado, tanto del reciente como del antiguo, y se promueve el texto sagrado bíblico que lo acompaña. Paralelamente, comienza la colonización europea, atroz, del resto del mundo. Esta coincidencia no sería casual, formaría parte del mismo proyecto de imposición de una cosmovisión cristiana, política y económica, al estilo europeo. De acuerdo con la NC, el proyecto imperialista anterior habría sido más constructivo, y habría ido dirigido a crear una comunidad humana civilizada basada en una cosmovisión espiritual común, en Eurasia y en América. Esta habría sido la semilla común de las grandes civilizaciones, y entonces se habrían independizado pese a las renovadas aspiraciones europeas. En Asia habrían reconstruido su pasado, como se haría en todo, y en América habrían tenido una desgraciada suerte. Europa las habría eliminado, casi hasta su borrado. El caso de África del Norte habría seguido el camino del imperio original, pero el resto habría sido objeto de una implacable ocupación europea a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX, en la línea de lo que sucede en Oceanía y el resto de lugares todavía no suficientemente explorados. Se trata, por tanto, de un relato muy diferente al oficial. La Historia Oficial muestra que los estados-nación aparecen en Europa en el siglo XVII, pero les da un origen muy diferente. No se indica la implosión de ningún imperio original, sino una crisis imperial en el contexto del Sacro Imperio Romano Germánico. Y este Sacro Imperio, tal y como muestra la NC, habría sido íntegramente una recreación. Su crónica se encuentra duplicada en saltos cronológicos de 333, 1053 y 1778 años, siendo reflejos de alto valor simbólico como del Reino de Israel, el Imperio Romano y el Imperio bizantino medieval. Resulta altamente contrario al sentido común aceptado en la memoria histórica colectiva, cierto, pero estas evidencias concluyen esta "verdad" alternativa. Siempre con la prudencia científica, se trata de una aplicación práctica de un trabajo riguroso, y puede incorporar errores, pero su exploración muestra notables y significativos resultados que sólo la negación miedo ignorar, no el rigor científico de sus métodos.
El tercer bloque hace referencia a diferentes técnicas matemático-estadísticas de datación de eventos. A título informativo la relación resumida de estos métodos es la siguiente:
- Método de los máximos locales
- Método de reconocimiento y datación de linajes de gobernantes.
- Principio de amortiguación de frecuencias. Método de la ordenación de los textos históricos en el tiempo.
- Método de datación de los sucesos.
- Principio de duplicación de frecuencias. Método de descubrimiento de duplicidades.
- Análisis estadístico de la Biblia.
- Método de los formularios-códigos. Comparación de dos flujos largos de biografías antiguas.
- Método de datación y ordenación cronológica correcta de mapas geográficos antiguos.
Su exposición detallada requiere de una vasta descripción, pero aquí se resalta su eje principal. Básicamente, consiste en métodos de reconocimiento de patrones y modelos para contrastar la validez de las grandes genealogías antiguas (emperadores, papas y reyes), las crónicas o sucesos que se enmarcan y la datación de los mapas. Todos ellos toman de referencia la Biblia y la Antigüedad, hasta el siglo XVII dC., y los mapas antiguos. Respecto a las genealogías, se identifican claras y evidentes duplicidades entre los grandes linajes bíblicos e históricos, como la copia entre los reyes de Israel y los emperadores medievales del Sacro Imperio Romano Germánico, pero también copias derivadas que incluyen al reino de Judá, los papas, a los emperadores romanos, al linaje carolingio, a la antigüedad rusa, a la Roma bizantina y al Reino de Inglaterra. Todos estos linajes utilizarían la historia de la Horda rusa de los siglos XIV-XVI, así como la crónica anterior que se inicia en el siglo XI.
Listado de 18 duplicidades genealógicas:
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La Horda rusa, en esta cosmovisión alternativa, es a su vez el Imperio Bizantino y el Imperio Mongol medieval, y se correspondería con la crónica de los antiguos Egipto, Grecia y Roma. Todo sería la misma crónica, y esta crónica sería la "madre" de todos los arquetipos y mitos legendarios de la Historia Global hasta el siglo XVII. Esta afirmación tiene el gran reto de la resistencia (lógica) de la Historiografía Oficial, pero cuenta con la gran evidencia del conjunto de argumentos y razones que aquí se pretende comprender. Las crónicas antiguas, a través de métodos de frecuencia estadística (de aparición e importancia de los actores o los eventos), permiten orientar el orden de los hechos a medida que el texto histórico se amplía y avanzar en esta investigación. De este modo, en un mapa cronológico alternativo como el que aquí se propone, es posible ubicar los hechos principales en el tiempo, y hacer una lectura alternativa de los hechos que hablan de ello. Un ejemplo paradigmático es la batalla de Troya. Según la Historia Oficial este episodio tiene lugar alrededor de los siglos XIII o XII aC., y pese a su antigüedad en diferentes libros de los siglos XVI y XVII dC. se encuentra en los tiempos de Jesús y en la raíz de las naciones medievales. Se trata, por tanto, de una evidente duplicidad múltiple, y de una batalla principal que se toma de referencia para demasiados eventos. De este modo, haciendo un análisis crítico y razonado de la Edad Media, incorporando los métodos que la NC ofrece, se concluye que esta batalla está ubicada en el pulso que tiene lugar por el control de Constantinopla en el siglo XIII dC., que se inician con la cruzada de 1204. De una forma no casual, esta cruzada es inmediatamente posterior a la muerte de Andrónico Comneno (en 1185), la figura de Cristo (que habría sido un emperador romano), y estaría relacionado con la épica de su gloria. Los mitos de París y Helena de Troya, de Adán y Eva, de Osiris, de Perseo y Andrómeda, de Jason y Medea o de San Jorge y la Princesa formarían parte de este imaginario. Respecto a los mapas, la técnica de datación sería básicamente estadística. La técnica tiene un origen común, y evoluciona hasta los primeros grandes mapas que aparecen alrededor de los siglos XV y XVI dC., coincidiendo con la expansión del imperio original y la aparición del comercio marítimo a gran escala. Es decir, los mapas aparecen paralelamente a la comprensión del cosmos, de la creación del Almagesto, y una vez se crea un imperio u orden global que permite el comercio marítimo a gran escala. Esto ocurre en la Edad Media y se especializa en la Edad Moderna, no antes. Los fenicios, griegos y romanos no navegaron sin mapas hace miles de años, lo hicieron entonces. De hecho, todos ellos son la misma historia, que la oficialidad ha dilatado en el tiempo y ha trasladado al pasado.
El cuarto y último bloque es, de hecho, una base crítica. Consiste en la problemática, argumentada, de la cronología oficial. Es un hecho contrastado que, especialmente a partir del siglo XVII, aparece un debate crítico en torno a la cronología oficial que se instaura, gracias a la obra de J.J.Scaliger, en el siglo XVI (en 1583), una vez se introduce el calendario Gregoriano (en 1582). El calendario Juliano honra Julio César, después de dieciséis siglos de existencia. Oficialmente, tanto el calendario Gregoriano como la cronología de Scaliger aportan importantes correcciones, pero en ningún momento hasta el extremo que propone la reconstrucción global que se desprende del trabajo de la NC. Asimismo, es un hecho constatado que, como base documental, tanto la Biblia como la Antigüedad, hasta la etapa final de la Edad Media, no disponen de ningún otro rigor cronológico que lo que pauta el calendario oficial, junto con la crónica que se articula en sus textos. No es hasta la Edad Moderna, con el "Renacimiento", que, sorprendentemente, aparecen publicadas las obras y las crónicas de todo este entramado histórico. Oficialmente emerge un interés renovado por los clásicos grecorromanos, por su cosmovisión, el arte y el pensamiento. Según la NC, aquí se plantea una duda científica evidente. ¿Por qué? Pues porque existen múltiples razones para dudar que se trata de una historia milenaria. Ciertamente, la principal fuerza o validez de esta crónica es la cronología consensuada de los documentos, la antigua crónica de la gloria de Cristo (que nadie duda en situar en su inicio) y la persecución de los mártires (que duró más de tres siglos), la huella del latín en las lenguas románicas y múltiples realidades integradas en la conciencia colectiva. Pero realmente no existe esta datación hasta los últimos siglos, no está claro que hagan referencia a las fechas que se leen, el latín sería una lengua artificial posterior y, sobre todo, está documentado que a partir del siglo XVII se promueven los mitos de los mártires cristianos. De hecho, en muchos libros no existieron nunca. Respecto a la duda de las fechas, sirva de ejemplo el uso de la "X" o la "Y" en fechas como el siglo XIII o I350. La "X" puede referirse a Cristo, y la "Y" a Iesus. Por lo tanto, ¿existieron mil años o no? Tal como argumenta la NC, los números romanos aparecen y se difunden, realmente, en el siglo XV, y estas dataciones se referirían a un pasado mucho más cercano a la figura de Cristo. Por lo tanto, en algún instante, alrededor de los siglos XV o XVI, se crean estos "mil años" añadidos. Por otro lado, la investigación de la NC concluye que tanto el latín como el griego antiguo se difunden a lo largo de los siglos XVI y XVII, y no son un "origen", sino una "finalidad". Inicialmente sustituyen al eslavo eclesiástico, alineado con el árabe y el hebreo, pero con la aparición de múltiples variantes tienen también la finalidad de unir la dispersión de idiomas y, con el tiempo, se transforman en lenguas legendarias. Se trataría, pues, de unos idiomas creados para difundir el pensamiento, dirigidos a dos comunidades hermanadas, pero se haría un mal uso. En un afán de reconstruir la Historia, se utilizaría la "gloria" de un pasado falso de estas lenguas para reescribir los documentos antiguos, los archivos documentales y la cosmovisión integral del pasado. Ante la ausencia de un uso popular, se crearía el falso mito de su origen y, paralelamente, se emplearía esta técnica para introducir, deliberadamente, documentación falsa, reescrita y/o manipulada. Por ejemplo, el archivo notarial de Barcelona (Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona), hasta el ecuador del siglo XVIII está en latín. Según la NC, habría sido copiado en latín entonces, para hacer una deliberada manipulación cronológica y documental. Estas afirmaciones sorprenden, con razón, pero cuando se analizan en el contexto global que ofrece la NC se vislumbra una duda razonable. Bien visto, si el costo para reconstruir el pasado es manipular los archivos oficiales, es un trabajo posible en el siglo XVIII y, de hecho, es el más apropiado para hacerlo. Es el siglo del absolutismo, del éxtasis colonial, en que Europa impone una cosmovisión ilustrada que rinde culto, colectivamente, a los estados que lideran el destino de la humanidad.
Esta es, pues, la consecuencia involuntaria de un trabajo científico, de la dedicación de un matemático ruso inquieto por conocer las razones de unos eclipses mal ubicados en el tiempo. La falta de interés de la comunidad internacional, de la NASA, de la Royal Society, los Historiadores y del mundo académico en general han sido el potente agente catalizador que ha conducido a Fomenko a decidir asumir, como un reto científico personal, por coherencia, el reto de investigarlo y divulgarlo. Si a este factor se añade el hecho de que, como matemático, desarrolla una proyección extraordinaria, convirtiéndose en un referente de prestigio internacional y con múltiples reconocimientos, con una vasta y rigurosa obra de investigación académica, su obra adquiere todavía más valor, ético y profesional.