Este trabajo es un ejercicio de reconstrucción histórica, que toma de referencia la investigación del equipo "Nueva Cronología" (NC) conducido desde Moscú. En general, este trabajo valida los métodos de datación realizados por la NC, si bien incorpora nuevos actores y plantea hipótesis complementarias a la reconstrucción realizada. En este sentido, conviene resaltar que es un trabajo de aproximación, que se presenta como una investigación inicial.
La NC explora el sentido de la cronología oficial a partir del análisis astronómico, matemático, estadístico e histórico, siendo el principal y más avanzado corriente, por no decir el único, que se plantea la duda científica de su rigor. Su investigación no es nueva, forma parte de una corriente que se inicia en el siglo XVI y mantiene en alerta a insignes matemáticos desde el siglo XVIII, como Isaac Newton o Nicolai Alexandrovich Morozov. En esta línea de trabajo, esta búsqueda se orienta como un ejercicio que tiene la vocación de resolver dudas, incógnitas, que la NC ofrece, centrando la atención en Europa Occidental, en especial en la órbita hispano-italiana y francesa. Concretamente, consiste en reconstruir el traslado de los poderes de Egipto a la Roma italiana, que tiene lugar entre los siglos XVII y XVIII dC. y no en el siglo I aC.
La NC establece que desde Egipto se planifica un imperio que tiene su máximo esplendor entre los siglos XIV y XVI, y que a mediados del siglo XVII implosiona, dando pie a una fragmentación de poderes que provoca una reconstrucción global de la historia que los legitima. En este proceso, los Otomanos ocupan Tierra Santa y nuevos poderes se reestructuran en Europa Occidental, iniciando así la etapa colonial. En este sentido, resaltar que la colonización europea, tal y como la conocemos, no empieza en 1492 sino cerca de dos siglos después. Antes existe una relación fluida en todo el imperio, también entre Europa y América, en un proceso de esplendor de las civilizaciones americanas. Por estas evidencias y otras pruebas, la NC determina que tanto el Papa de Roma como el Sacro Imperio Romano de la nación Hermana no aparecen hasta la segunda mitad del siglo XVII, y que más adelante crean su falso pasado. Por lo tanto, explorar el traslado de poderes en Europa implica explorar el cómo y el porqué de estas invenciones.
Resultado de la investigación, se concluye que se reescribe la historia en diferentes etapas entre los siglos XVII y XIX, en paralelo a la reconstrucción integral de los derechos que los nuevos estados terminan definiendo. La máxima reconstrucción, sin embargo, acontece en el siglo XVIII, coincidiendo con la aparición de las academias de Historia tuteladas por la Iglesia y las estructuras de Estado. La Historia Oficial, de acuerdo con la investigación realizada, se habría adulterado entonces, creando un pasado a medida de todos, donde una de sus técnicas habría sido alterar el orden de los hechos y la cronología estructural manteniendo, sin embargo, un orden oculto. Pero el fundamento principal de la reconstrucción histórica, que se habría dilatado en el tiempo, habría sido la creación de unas legitimidades desvinculadas del pueblo de Israel, que se habría convertido en un símbolo, en una praxis que se instaura en el siglo XVI.
En origen, todos los poderes provienen del mismo proyecto, donde Israel sería "el pueblo de Dios", y se habría extendido desde Egipto al resto del mundo entre los siglos XII y XV. Hasta entonces los grandes líderes habrían sido los portadores de la "voluntad de Dios", pero una vez completan la misión se decide despojarlos de este poder, y crear el mito de Cristo, que acabaría convirtiéndose en Osiris, Jesús, Krishna y Buda, según la forma que le da cada escuela espiritual. Por este motivo, se crea un pasado legendario para estos personajes y se crea un vacío histórico que permite crear historias falsas del origen de los poderes dinásticos. Pero el proyecto imperial se mantiene, hasta el siglo XVII. Entre 1486 y el siglo XVII este "pacto" está custodiado por el último Gran Khan: el Preste Juan de Abisinia. El "pacto" se sella en el Arca de la Alianza de Salomón, que está escrito en el Apocalipsis, en la Biblia y en múltiples crónicas medievales y/o egipcias. Sin embargo, resultado del desplazamiento de los poderes, la autoridad del Preste Juan se reconstruye en Roma en medio de una intensa lucha que no termina hasta el año 1725, con el Tratado de Viena. Entonces se pactaría reconstruir la historia ya manipulada, e iniciar el mayor proyecto de reconstrucción simbólica hecho por la humanidad. Uno de los resultados sería la edificación del Vaticano y la aparición del Sacro Imperio Romano de la Nación Germánica, o Hermana. La autoridad original del Papa de Roma, pues, habría sido la del Gran Khan.
Siguiendo este planteamiento, la ambición del Papa de Roma y su desautorización aparecen alrededor del siglo XVIII y no en el siglo XVI. Los hechos se habrían manipulado cronológicamente. A medida que este proyecto avanza se decide reescribir los dos siglos anteriores, y crear un pasado intermedio para justificar el orden fragmentado dotándolo de autoridad temporal. En esta época el mundo tiende a crear múltiples cosmovisiones, a militarizar y en imponer un imperialismo económico a escala global, mientras reconstruye su pasado.
Resultado de este intenso proceso, entre los siglos XVIII y XIX la historia global diseñada (y dilatada) se impone, junto con el reconocimiento de los diferentes imperios dominantes, pero a medida que el proyecto fracasa acelera la colonización europea del mundo. Debido a la ausencia de una autoridad principal, la competencia ocupa su lugar y, como colofón, se produce la ruptura definitiva entre el islam, el cristianismo y el judaísmo. El proyecto de Napoleón habría sido el último intento para recomponer el Imperio Original, sin éxito. Las dos guerras mundiales y la Guerra Fría del siglo XX son reflejos recientes de esta historia.